Joaquín Sabina se despide de los escenarios con un adiós inolvidable en Madrid
Por GaBo Noticias
Publicado en 03/12/2025 18:02
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La música española vivió este domingo uno de esos momentos que quedarán grabados para siempre en la memoria colectiva. Joaquín Sabina, el eterno poeta de voz rota, ofreció en Madrid “el último concierto de su vida” ante 12.000 personas, cerrando así su gira “Hola y adiós”, que terminó convirtiéndose —como él mismo confesó— en un adiós definitivo a los escenarios.

Una noche cargada de emociones

Este concierto en Madrid es el último de mi vida y por tanto el más importante”, dijo Sabina con la voz quebrada, dejando claro que esta despedida no era un gesto simbólico, sino un cierre sincero y profundamente humano.
El Movistar Arena fue escenario de un concierto lleno de nostalgia, lágrimas y gratitud. Personas de todas las generaciones se reunieron para acompañar al cantautor de Úbeda, que a sus 76 años quiso agradecer a su público por más de cuatro décadas de canciones, vivencias y poesía hecha música.

Entre los asistentes se encontraban figuras como Víctor Manuel y Ana Belén, Dani Martín, Ara Malikian, Manuel Carrasco, Fernando León de Aranoa, Clara Lago, Vanesa Martín y otros artistas y personalidades públicas que quisieron estar presentes en este momento histórico.

Un recorrido por toda una vida musical

La noche abrió —como era casi inevitable— con “El último vals”, una elección simbólica para un momento único.
Durante más de dos horas, Sabina regaló un viaje musical por sus 17 álbumes, interpretando 23 canciones (cuatro de ellas a cargo de su banda). No faltaron clásicos como “Yo me bajo en Atocha”“Princesa” y una emotiva “Calle Melancolía”, que según contó, fue la segunda canción que escribió en su vida… hace ya 40 años.

La gira “Hola y adiós” había recorrido medio mundo con 71 conciertos y más de 700.000 entradas vendidas, pero esta noche en Madrid marcó su final definitivo:
Esta gira ya no se llama ‘Hola y adiós’, esta noche se llama solo ‘adiós’”, confesó Sabina, provocando un silencio colectivo que solo rompieron los aplausos.

Un adiós con sombrero y lágrimas

Ya cerca del final, Sabina no ocultó las lágrimas. Tampoco su banda. Tampoco el público.
El cantautor se despidió sacándose su emblemático sombrero, en medio de una ovación que parecía no querer terminar.

No fue una despedida triste, sino profundamente agradecida. Un cierre digno de un artista que ha sabido convertir el desamor en poesía, la ciudad en escenario y la rutina en una historia que siempre vale la pena cantar.

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